lunes, 25 de junio de 2007

No es facil comensar a escribir el dia a dia de nuestras vidas, aunque mi intencion no es hacer un Diario de vida sino expresar mi sentimientos en palabras simples, que lleguen a quien las lea como algo que esperaba.

Porque no falta el dia que al levantarnos, esperamos y ansiamos que algo pase, algo que cambie nuestro rumbo, para bien o para mal, lo que sea sera un obtaculo a la rutina diaria de un mortal.

Un dia desperte ansioso por que ese dia trajera mas que trabajo, mas que un ir y venir de gentes estresadas, cansadas, llenas de angustia, de pena, de deudas.

No era distinto, pero ese dia mire hacia lo alto, ¡no! ¡no! no hacia Dios sino a la montaña blanqueada, saturada de nieve con una falda blanca que tapaba sus verde pies, me quede contemplando la majestuosidad de esos colosos de rocas y nieve y un sentimiento me llevo a buscar un sendero para subir hasta la cumbre.

Hoy hace 5 años que recorro esos senderos, y cuando pasa el tiempo la soledad me hiela el alma.

Hoy alguien me dijo, que eso era de niños,

me quede pensando...

Es extraño que después de conocer un gran numero de cerros, de variadas alturas, muchos andinistas ven como de niños, el Senderismo y el Excursionismo, olvidándose de todo montañero nació con el coligue, las zapatillas y una mochila casi escolar, para recorrer los modestos senderos de nuestras majestuosas montañas.

Cuando se les invita a participar de estas “actividades de excursión o senderismo” no falta el “consagrado montañero” que frunce la nariz, en forma despectiva y rechaza la invitación con la frase “no, ya pase por eso, eso es de principiantes”....

Siempre hay algo nuevo que aprender, somos siempre principiantes, la montaña así nos ve, como niños correteando por sus laderas, solo la montaña decide si subes o no, es arrogante, creer que las etapas nos hacen sabios, solo la constante búsqueda, de la seguridad, de las técnicas, de los procedimientos que nos ayuden a entender mas la naturaleza nos puede enseñar a ser mas que un niño con mochila y piolet.
Los ejemplos son dolorosos, es cosa
de buscar los nombres de los Montañistas “experimentados y consagrados en la comunidad” cuyas vidas se extinguieron en alguna cordillera.
La montaña no es un jardín tampoco es un ser hostil, la montaña no es peligrosa, somos nosotros que en nuestra soberbia, la enfrentamos como si fuera un enemigo que hay doblegar, la montaña es un oasis que hay que merecer.

Al final, los años nos harán volver a esos senderos cálidos, sinuosos, que culebrean por cerros y montañas, sin necesidad de “vencer o conquistar una cumbre”, solo por el placer de caminar y de disfrutar hasta el ultimo minuto del día esa tan reconfortante y vigorizante caminata.

Los senderos montañosos, de bosques, nos alentaron, para acuñar en nuestras almas esta pasión que nos embriaga, caminar por ellos sin tiempo, sin prisa, con la mochila llena de sueños y proyectos, ascensiones que fueron, montañas que nos esperan, cumbre, que nos fascinan. Nieve sol, lagunas en las alturas, picachos orgullosos, vientos, brisas, y sobre todo la compañía de nuestra cordada que como hermanos en las alturas, nos hacen vivir la experiencia de la fraternidad, solidaridad en la soledad, compañerismo, nada se olvida, los mejores amigos nacieron en una montaña.


Excursionar es como gatear
Ascender una montaña es como caminar
Conquistar una cumbre es el cenit de la vida
Volver a excursionar es volver al génesis de nuestra pasión, mujeres hombres o niños
Todos son capaces de viv
ir la aventura del Montañismo


JEFS






1 comentario:

Anónimo dijo...
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